HACER DE LA PELU UN HÁBITO

En este nuevo post de “La Mansión de Leo”, os hablaremos sobre la importancia de enseñar a nuestras mascotas que ir a la peluquería es algo normal, no un momento traumático de estrés y temor.

Para conseguir evitar malas experiencias y malos comportamientos que dificultan mucho el trabajo para el/la peluquero/a.

¡¡COMENZAMOS!!

A diario, en la peluquería, nos encontramos con todo tipo de conductas, desde el perro que es un cielo (pura calma y dejarse hacer), hasta con el perro que realmente ve cada sesión de peluquería como una tortura, llegando este estado anímico a generarle agresividad. Por ello, debemos habituar a nuestra mascota a salir fuera de casa para ser bañado por personas que no sean su dueño, que le van a manipular continuamente o que va a estar expuesto a ruidos y olores muy diversos de los que conoce como “cotidianos”, o a ser sujetado y colocado en superficies desconocidas en su día a día.

Para poder conseguir que el profesional realice su trabajo correctamente, sin problemas (posibles cortes por movimientos, mordiscos por agresividad o zonas sin secar por estrés), es necesario que el dueño del animal colabore en la concienciación de hacer ver al perro que no es nada traumático. Para ello, es importantísimo, tanto si el perro tiene pelo corto o largo, que desde cachorro y durante su vida como adulto, el animal pise varias veces el salón de peluquería (insistiendo en la etapa de cachorro) para que vea este hecho como algo que se repite a menudo, como un hábito más.

No es necesario tener que cortarle el pelo, en caso de perros de manto medio o largo, cada vez que el animal acude a la peluquería, el simple hecho de ser bañado fuera de “su zona de confort” (su casa) y sin su dueño, hará que comprenda que puede ser manipulado por otra persona sin temor. Esto, aparte de evitar posibles problemas en futuras sesiones, ayudará a tener un perro equilibrado que no genere ansiedad post-separación (animales que al no ver a sus dueños, lloran y/o ladran sin cesar, pudiendo estar en ese estado de ansiedad y estrés durante horas).

En las sesiones de peluquería el profesional puede encontrarse con problemas al intentar llevar a cabo su trabajo debido al comportamiento del animal, ya sea por no parar quieto, porque le moleste todo, o directamente porque se tire a morder; esto hará perder al profesional muchísimo tiempo, aparte de poner en riesgo su integridad física y psíquica. Un mal movimiento durante la realización de un corte de pelo, puede provocar una lesión en el animal, lo que desembocará en un recuerdo negativo que provocará más temor aún por su parte hacia la peluquería.

Por todo esto, es muy importante que el dueño este bien concienciado y acostumbre a su mascota desde bien pequeño/a a estos “nuevos hábitos”.

A continuación, comentaremos algunas de las conductas que pueden darse en el salón de peluquería:

 

 

                    AGRESIVIDAD

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La agresividad hacia el peluquero puede darse por dos motivos principales: miedo o dominación. Esta agresividad se da o bien cuando el perro no quiere ser manipulado en una zona específica de su cuerpo (por ejemplo las patas), o por miedo a ello.

Dependiendo del grado de agresividad, la única solución para poder llevar a cabo el trabajo, será ponerle un bozal al animal. De todas formas, hay grados de agresividad tan extremos que es imposible ni siquiera acercarse al animal, en dichos casos lo más conveniente será rechazar el trabajo (nuestra integridad física en la peluquería es primordial, los peluqueros no podemos educar un mal comportamiento que debería haber sido corregido desde muy pequeño por sus propietarios).

 

                    ANSIEDAD

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La ansiedad en la peluquería suele darse, como bien comentábamos antes, por la separación del perro de su dueño, y suele manifestarse de dos maneras: ladridos y lloros continuos, o defecación y micciones.

En este caso el profesional no puede hacer mucho, ya que el trabajo para resolver dicha ansiedad está en manos del propietario. Lo único que nosotros podemos hacer es tener mucha paciencia e intentar terminar nuestro trabajo lo mejor posible, proporcionando al animal mucho cariño durante la sesión para que vea que la peluquería no es un lugar tan terrorífico como el que su ansiedad le hace ver.

Una pauta que podría ayudar a llevar a menos este comportamiento en la peluquería, sería hacer visitas regulares al salón de peluquería para que el animal viese que no siempre que se acude a ese lugar termina quedándose y/o separándose de su dueño.

 

MIEDOS Y FOBIAS

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En el caso del miedo, puede ser simplemente una respuesta heredada (son miedosos de por sí o algo en concreto les aterra).

Sin embargo, la fobia es una reacción de miedo hacia algo que tiene una respuesta desmedida con “el peligro” real (por ejemplo, un perro con fobia a cortar las uñas, sólo el simple hecho de cogerle la pata o acercarle el corta uñas a la pata, tendrá una reacción totalmente desmedida y fuera de sí sólo por relacionarlo con el acto de cortar las uñas).

En estos casos de perros temerosos y/o con fobias, el profesional debe reforzar mucho las conductas positivas del animal y deberá tener especial paciencia con él.

Con este tipo de animales, el profesional debe tener tranquilidad para que la reacción exagerada que pueda tener el perro, poco a poco vaya desapareciendo según el animal vea claramente “el peligro” que hay en algo que le asusta. Estas indicaciones deberían ser trabajados en casa por sus propietarios, ya que si el animal no pisa la peluquería más que un par de veces al año, los peluqueros no conseguiremos mucho avance de una vez para otra.

 

Con todas estas indicaciones y consejos, sólo pretendemos dar a conocer un poco más lo que ocurre de puertas para dentro en un salón de peluquería canina. Muchos perros son adorables y muy estables a la hora de trabajar con ellos, pero también hay otros casos en los que no es tan fácil realizar un trabajo perfecto debido a la actitud y mal comportamiento de los animales.

Debido a todos estos factores, desde “La Mansión de Leo” aprovechamos para recordaros que CADA PERRO ES DIFERENTE, cada animal tiene su propio comportamiento y forma de afrontar la sesión de peluquería, por lo tanto (y añadiendo también  a todo esto, el estado en que el manto del animal llegue a nuestras manos), recordamos que los precios pueden variar incluso entre razas y/o tamaños. Cada animal conlleva su propio tiempo y trabajo.

 

¡¡GRACIAS POR LEERNOS!!

 

 

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